Esta semana, la Justicia desarticuló un grupo de WhatsApp que administraba una niña de 13 años y que estaba integrado por otros 160 chicos de su misma edad. Allí compartían contenido pornográfico, desde fotografías a videos de todo tipo, hasta violencia extrema mezclada con sexo. Esta noticia nos duele profundamente como adultos, ya que revela el desplazamiento de la responsabilidad familiar.
Es muy importante comprender que una adolescente de esta edad no tiene una intención de dañar. La exposición de niños y adolescentes a contenidos sexuales inapropiados, ya sean stickers con material explícito, gráficos en videojuegos, ventanas emergentes en sitios web o pornografía mainstream, muchas veces sin siquiera buscarlo, se considera abuso sexual y debe tratarse como tal.
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Las madres y los padres deben asumir su grado de responsabilidad. Comenzar a utilizar herramientas de control y filtros de contenidos es, en estos tiempos, una obligación para proteger a los niños, niñas y adolescentes. Hablar abiertamente de sexualidad, la privacidad y el consentimiento ayudará a todo el entorno familiar.
¿Cómo evitamos que estos abusos sigan ocurriendo?
Una de las principales preocupaciones sobre el uso de internet es la facilidad con la que se puede acceder a contenidos inadecuados. Es común encontrar en línea con contenidos inapropiados e ilícitos sin buscarlos. Estos incluyen racismo, diferentes formas de violencias, sectas y hasta pornografía y abusos infantiles, entre tantos otros.
Los responsables de los menores tenemos que hablar de estos temas con nuestros hijos para que sepan cómo afrontarlos. Los datos demuestran que los menores acceden a estos contenidos en edades cada vez más tempranas. Dejarlo al niño con un celular o una Tablet de un mayor tiene sus consecuencias.
Navegar por internet sin acompañamiento adulto es como adentrarse en una jungla sin brújula ni guía. Los niños y adolescentes, sin orientación, pueden tropezar con peligros ocultos y perderse en territorios desconocidos, expuestos a contenidos inapropiados y peligrosos que no tienen la madurez para comprender ni gestionar.
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Sin la dirección adecuada, corren el riesgo de desarrollar una percepción distorsionada de la sexualidad y las relaciones, lo que podría llevarlos a establecer en el futuro vínculos vacíos de amor, cuidado y afectividad, como si fueran exploradores que, al perderse en la jungla, nunca encuentran el camino de regreso a un hogar lleno de calidez, amor, cuidado y conexión emocional.
Algunas pautas de Prevención para los más chicos
Para niños y niñas de 0 a 6 años:
- Limitar el acceso a dispositivos con internet.
- Acompañar y supervisar el uso de la tecnología y la navegación en la red.
- Enseñar los nombres correctos de las partes del cuerpo y hablar sobre las diferencias entre los cuerpos de niños y niñas.
- Enseñar a decir “no” y que está bien hacerlo si alguien les hace sentir incómodos o en peligro.
Para niños y niñas de 7 a 11 años:
- Establecer reglas claras sobre el uso de dispositivos electrónicos y el acceso a internet.
- Enseñar la importancia de la privacidad en línea y la protección de la información personal.
- Hablar sobre la pornografía de manera abierta y honesta, utilizando un lenguaje adaptado a su edad.
- Fomentar una actitud crítica hacia los mensajes publicitarios y los estereotipos de género.
- Enseñar a buscar ayuda de un adulto de confianza en caso de encontrarse con contenido inapropiado o sentirse incómodos.
Para adolescentes:
- Establecer reglas claras sobre el uso de dispositivos electrónicos y el acceso a internet.
- Fomentar una actitud crítica hacia la pornografía y los mensajes publicitarios que promueven estereotipos de género.
- Hablar sobre las relaciones sexuales y la importancia de las decisiones informadas y el consentimiento mutuo.
- Enseñar a reconocer la presión de grupo y la importancia de ser fiel a uno mismo.
- Ofrecer recursos de ayuda y apoyo en caso de haber sido víctima de acoso sexual o violencia de género.
Es importante tener en cuenta que estas son solo pautas generales y que los niños, niñas y adolescentes son únicos. Debemos adaptar la educación sexual y la prevención de la exposición a la pornografía a las necesidades y madurez de cada uno.
La educación sexual debe ser un proceso gradual y constante que comience desde temprana edad. Hablar con los niños de manera abierta y honesta sobre el cuerpo, la sexualidad y las relaciones les ayuda a tener una percepción saludable y respetuosa de estos temas, y a comprender la importancia de mantener su privacidad y respetar la de los demás.
Es crucial establecer límites en el tiempo, y asegurarse de que los contenidos a los que acceden sean apropiados para su edad. Además, es recomendable que los dispositivos sean utilizados en lugares comunes de la casa, donde puedan ser supervisados por los adultos.
Los padres y cuidadores deben supervisar y filtrar el contenido que los niños ven en internet. Se recomienda utilizar herramientas de control parental y filtros de contenido que permitan bloquear el acceso a material inapropiado.
Pero la mejor mediación parental siempre será promover un diálogo abierto y honesto. De esta manera, se pueden abordar problemas de manera preventiva.
Y para finalizar es vital estar atentos a las señales de alerta que pueden indicar que los niños, niñas y adolescentes han sido expuestos a contenidos pornográficos. Si se detecta alguna señal de alerta, se debe actuar de inmediato y hablar con ellos para entender lo que ha sucedido y brindarles el apoyo y la contención necesaria.
Mariana Savid (M.P. P:13-5610)
IG: @psicopedagogamarianasavid
Psicopedagoga y Profesora – Diplomada en Educar en la Cultura Digital,
Neuroeducación para el aprendizaje, ESI y Mediación y Convivencia Escolar.
Integrante de la ONG “Si nos reímos, nos reímos todos”