5, noviembre, 2024

Antisemitismo recargado: cuando el odio nubla la razón

Cuando parecía que todo estaba dicho, uno se da cuenta de cuánto queda por decir. Y si una imagen, en principio, dice más que mil palabras, asoma un nuevo libro con una foto de tapa inquietante: ocho camisas vacías sobre un fondo neutro; sobre ellas, el título: Antisemitismo: definir para combatir. Un manual apto para todo público.

Hoy a las 18 hs, Ariel Gelblung, Director del Centro Simon Wiesenthal Latinoamérica, presentará en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires su nuevo libro. Y no estará solo; lo acompañarán Leandro Vergara, Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el juez Sergio Torres integrante de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, y los periodistas Romina Manguel y Claudio Savoia.

Durante la entrevista que le pedimos para conocer el proyecto, Ariel Gelblung nunca habla de sí mismo. Todas sus frases comienzan con un “nosotros” pero su plural no refiere al árbol genealógico familiar -que remite a las remotas geografías de Bielorrusia, Hungría, Checoslovaquia y Polonia, al yiddish que traspasó cada tronco y cada generación- sino a la frondosa genealogía boscosa de una cultura indestructible. Y se comprende; es su compromiso. 

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Museo del Holocausto. Inaugurado en el 2000 (Montevideo 919, CABA), mantienen viva la memoria de la Shoá.

Museo del Holocausto
Museo del Holocausto. 2.500 metros cuadrados en donde mediante objetos, imágenes y palabras se cuenta la historia de los judíos en Argentina y Europa, antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Nunca lo diría, pero me animo a pensar que las espaldas de este abogado judío y porteño cargan con el enorme peso de una responsabilidad, el de una comunidad milenaria que nació con un destino predeterminado y, aun así, se ve en la afanosa situación de ir en busca de él para rubricarlo una y otra vez. 

Honrar a los muertos y atender a los vivos

“Siempre tuve ánimo docente. Desde chico quiero explicar. Quizás porque me es difícil comprender que haya gente que tenga prejuicios hacia mí y hacia los míos por nuestro origen”, dicen las primeras palabras del Prólogo de la edición de Pilpel, auspiciada por el Centro Simon Wiesenthal.

Desde los tiempos en que la historia del mundo occidental se escribe en escritura fenicia, Israel ya existía en el Génesis y sufría en Babel (Babilonia). Ya entonces, los jardines colgantes construidos por esclavos judíos los disfrutaban otros. Desde entonces, Israel es una nación que camina en busca de la Tierra Prometida y los judíos, un pueblo peripatético en busca de libertad. 

Este libro es parte de mi resistencia. Me resisto a creer que mis vecinos, compañeros de colegio, de equipo de deporte, amigos quieran entregarme”

“No nos victimizamos siempre, sino que la historia nos enseñó que cuando alguien dice que nos quiere borrar de la faz de la tierra, hay que tomarlo en serio, porque ya lo intentaron”, reflexiona Gelblung. ¿Alguien podría negarlo?

Siempre caminaron y, cuando el fin de la Segunda Guerra Mundial parecía convertir en un hecho la Declaración de Balfour (1917), con la creación del Estado de Israel en parte de la región palestina, esa marcha interminable llegaría a su fin con un acuerdo internacional. Se diría, empero, que la promesa de paz duró un suspiro.

Antisemitismo recargado

Todos leímos y nos consternamos con las noticias del 7 de octubre del año pasado, cuando Hamas masacró a 1200 personas en el sur de Israel, cometió atrocidades inenarrables y secuestró decenas de rehenes, en su mayoría aún desaparecidos.

“Cuando apoyan a Hamas, reivindican a quienes han jurado no solo destruir el Estado de Israel sino a todos los judíos donde estuviesen. (…) Este libro es parte de mi resistencia. Me resisto a creer que mis vecinos, compañeros de colegio, de equipo de deporte, amigos quieran entregarme”, explican las primeras líneas.

“Lo que cambió también es que los judíos no vamos a dejar que nos lleven por delante”, agrega. Y se me cruza por la cabeza la epopeya trágica del gueto de Varsovia.

“Independientemente de lo que suceda en la otra punta del planeta mi preocupación principal es cómo vivimos en este lado. América fue creada con la idea de que fuera un nuevo mundo. Todos buscaron una tierra para convivir en paz. Quienes hoy importan el conflicto en Medio Oriente, lo traen acá y lo hacen recaer en este Nuevo Mundo, atentan contra las comunidades locales. Esta es mi preocupación de todos los días”, dice Ariel Gelblung.

Ariel Gelblung, tapa del libro del Centro Wisenthal
La obra de Elizabeth Budman ilustra la tapa de Antisemitismo: definir para combatir. Un manual apto para todo público. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta el 7 de octubre 2023, pasando por la creación del Estado de Israel, el deterioro que sufrieron los israelitas.

Como parte de esa conciencia colectiva, el abogado que dirige la “sede latinoamericana” del organismo que llevó a la cárcel a Erich Priebke, que impulsó que casi todas las provincias argentinas adoptaran la Definición Práctica de Antisemitismo de la IHRA (Alianza Internacional de Recuerdo del Holocausto), ahora va por más, siempre de la mano del Centro Simon Wiesenthal. 

El Gobierno incluyó a Hamas dentro de la lista de organizaciones terroristas

– México, Perú y Brasil son países orgullosos de su pasado aborigen, algo que no sucede en forma homogénea en Argentina. Esa cualidad hace a varias naciones latinoamericanas más receptivas de la diversidad cultural y a los argentinos, más xenófobos?

-Yo diría que Argentina es hoy uno de los países más avanzados en la lucha contra el antisemitismo. En la región, hay alianzas antinaturales y mucha desinformación contrarrestada con gente que cree que sabe de todo, pero no sabe nada. La mayoría de la gente cree que conoce el conflicto en Medio Oriente pero en realidad lo desconoce.

“Esto está teñido por un fenómeno llamado ‘interseccionalidad’ que nace con lo políticamente correcto y lo woke, que separa la realidad entre opresores y oprimidos. Entonces si uno mira al mundo bajo esos términos limitados, dice que los israelíes son los opresores y los palestinos, los oprimidos. Esa parcialidad no distingue el terrorismo y llega a situaciones ridículas”, agrega el Dr. Gelblung, ex profesor de la cátedra de Historia del Derecho Argentino (UBA) durante cinco años.

El sionismo no es una mala palabra ni un insulto y menos una teoría conspirativa”

“Así quienes se sintieron oprimidos en su vida por alguna cuestión, cualquiera que fuere, apoyan ciegamente a los palestinos ignorando que Israel es un Estado donde hay derechos y existe la libertad absoluta de elegir cómo ser. Un homosexual en Palestina no dura un minuto, por ejemplo”, grafica. 

El Centro Simon Wiesenthal advirtió sobre el “mensaje de odio antisemita” de Roger Waters

Y enumera una suma de circunstancias que es difícil de rebatir: los organismos feministas no levantaron la voz contra las violaciones del 7 de octubre 2023; tampoco los defensores locales de derechos humanos; el ahora presidente de Brasil, Lula Da Silva, apuntó que las acciones de Israel eran más crueles que las que habían padecido los judíos oprimidos por los nazis asesinos.

“Y si sumás, en Chile tenemos la tormenta perfecta: tiene la comunidad palestina más grande del mundo árabe fuera de su país. Medio millón de personas que escaparon de la opresión otomana en los territorios que hoy están en Israel y Palestina, pero en 2014 a través de la Federación Palestina de Chile se pronunciaron a favor de Hamas a través de sus dirigentes”, acelera Gelblung.

Después del año ‘45 hay gente que se declara antisionista, pero es antisemita. Eso es absurdo, porque el sionimo es la autodeterminación del pueblo judío para tener una tierra”

“Es muy fácil demostrar que una guerra es injusta, pero es más difícil demostrar que de ninguna manera es un genocidio”, dice antes de un largo silencio. 

“Cuando alguien se identifica con los derechos humanos, pero mira un solo lado, es sospechoso. Argentina está en otro estamento porque tiene muy buenas leyes antidiscriminatorias”, apunta antes de que un nombre nos cruce la mente en simultáneo: Myriam Bregman, la única candidata presidencial (Frente de Izquierda y de Trabjadores) que durante los debates pre electorales no condenó públicamente el ataque de Hamas.

“Durante años nos preparamos pensando que el antisemitismo más fuerte era de derecha y hoy es peor el de izquierda. El odio es ambidiestro”, sentencia.

El odio que nubla la razón

En Munich (2005), candidata a 5 Oscar, Steven Spielberg dijo por boca de Kaufman (Eric Bana), el agente secreto del Mossad que debía buscar, encontrar y ajusticiar a los 11 palestinos que asesinaron a 11 atletas judíos durante los Juegos Olímpicos de Munich 1972: “judíos y palestinos se odian porque quieren lo mismo”. Una frase que parecía arrojar luz sobre el complejísimo conflicto palestino-israelí.

-¿Está de acuerdo con Steven Spileberg?

-No, israelíes y gobiernos palestinos no quieren lo mismo. Unos quieren vivir en paz con el otro y los otros quieren vivir en el lugar del otro. Israel tiene patria y tiene territorio. El sionismo no es una mala palabra ni un insulto y menos una teoría conspirativa. El sionismo es el movimiento de autodeterminación nacional del pueblo judío en su tierra ancestral, en definitivia, defender la existencia de Israel, independientemente de los límites que deben ser consensuados con sus vecinos. Después del año ‘45 nadie se animaba a definirse como antisemita, pero comenzaron a sostener que eran asntisionistas. Eso es absurdo. Si reconocés el derecho de autodeterminación de todos los pueblos de la Tierra menos de uno, y ese es el judío, sos antisemita.

El sionismo no es una mala palabra ni un insulto y menos una teoría conspirativa

Así, en 130 páginas distribuidas en 8 capítulos, el autor va desarmando los discursos de odio para confrontarlos con la libertad de expresión. Comprensible para expertos y novatos, el volumen habla del antisemitismo, de la importancia de las definiciones claras. Desgrana alcances y ejemplos de legislación antisemita, siempre con la irrebatible lucidez de los datos.

-¿Por qué una tapa tan enigmática?

La foto de la tapa es una obra de la artista plástica argentina Elizabeth Budman, que hizo una versión de un viejo fotomontaje que mostraba el deterioro creciente de las mismas personas, desde la Segunda Guerra Mundial en adelante, la creación del Estado de Israel y lo que sobrevendría. Después del 7 de octubre agregó la camiseta amarilla para poder simbolizar a los secuestrados por Hamas. Después de tantos años, cuando creíamos que algo había terminado, cobra una una nueva forma de deterioro.

Psicoterapia a un miliciano de Hamás

Antisemitismo: definir para combatir. Un manual apto para todo público se venderá en el Centro Simon Wiesenthal ($22 mil), pero con una modalidad original: el criterio de donación. Es decir, si alguien quiere dejar un monto mayor, será bienvenido y ese excedente se destinará para sostener la tarea intensa que encabeza el Centro Simon Wiesenthal Latinoamérica, fundado en 1993. El libro de Gelblung también estará disponible en América Latina y la última fase del plan de difusión contempla el formato digital. 

“Entendí que la educación no lo es todo. Supe con el tiempo que el pueblo más educado de la historia era el alemán de la década de 1930. Eran quince los jerarcas nazis que en enero de 1942 definieron en quince minutos la llamada ‘Solución Final’, es decir, la logística del Holocausto veloz y barato. Ocho de estos jerarcas tenían doctorados universitarios.

“El odio es irracional. Existe. Vive latente en las sociedades. Y cada tanto sale a la superficie”, advierte el narrador en el umbral del primer capítulo y lo que sigue deberia leerse.

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