4, octubre, 2024

Luciano De Cecco, referente del vóleibol argentino y abanderado: “Este grupo se merecía terminar el ciclo olímpico en París 2024”

Las mieles individuales y los logros colectivos son tantos y tan variados para Luciano De Cecco que se le escurren de las manos, se le derraman de los bolsillos. Capitán de la selección argentina de vóleibol, es una referencia confiable. Talentoso, creativo, sanguíneo, exitoso, perspicaz. A los 36 años, fue elegido para portar la bandera nacional, junto con la Leona Rocío Sánchez Moccia, durante la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, que oficialmente comenzarán el 26 del mes actual, en el río Sena. Sin embargo, el deportista santafesino asume su rol sin estridencias ni fuegos artificiales. Agradece y se siente honrado por lo que vendrá en la Ciudad de la Luz, pero su personalidad parece enfocarlo rápidamente en su objetivo: luchar, en las temporadas de actividad que le quedan, para que el vóleibol argentino siga creciendo (a nivel organizativo, en el desarrollo, en la difusión…).

“Para mí es un cierre de carrera valioso. El honor más grande para un atleta amateur es representar a su deporte en un evento así de masivo como los Juegos y, llevar la bandera, es como representar a todos los chicos que quieren ser algo en este país. Vamos a tratar de disfrutarlo y demostrarlo en la ceremonia de apertura junto con Ro”, apuntó De Cecco, en el Cenard, durante el acto en el que el presidente Javier Milei despidió a los deportistas olímpicos y paralímpicos. “Para nuestro vóleibol también es increíble, porque será la primera vez que un atleta de este deporte lleve la bandera. Para los que formamos parte de este pequeño deporte poco conocido en la Argentina es increíble y seguramente le daremos la visibilidad que tanto necesita”, añadió De Cecco, quizás, con una pizca de pesadumbre por el espacio que tiene el voleibol en nuestro país.

El armador De Cecco, a los 36 años, se encumbra como una leyenda del vóleibol argentinoen.volleyballworld.com/

“Es la realidad y no me escondo tampoco. Tenemos lo que merecemos y hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Si el vóley hace muchísimo más de lo que en realidad deberíamos hacer, todos los resultados de los últimos diez años nos avalan y estamos muy orgullosos de eso… por eso vamos con la frente en alto a París a tratar de conseguir siempre lo inesperado. En Tokio (2020) nadie se esperaba que ganáramos medallas y hoy, hasta dentro de veinte días, somos parte de los últimos medallistas olímpicos de vóley”, aportó, con voz firme. Los últimos Juegos Olímpicos entraron en los libros de historia: el memorable triunfo ante Brasil en el Ariake Arena japonés le permitió al equipo conducido por Marcelo Méndez, al igual que en Seúl 1988, obtener la medalla de bronce. “El pasado es pisado, no hay que revalidar nada en París. Tokio está muy lejos -sentenció De Cecco-. Hay que empezar de cero. Se termina un ciclo. Tardamos ocho meses en clasificar por una cuestión de ranking y cambio de formato; seguramente no es lo mejor clasificarse treinta días antes de una cita olímpica, pero vamos a meter todo lo que tenemos para poner a la selección lo más alto posible. Tenemos un grupo importante, difícil, pero dependerá mucho de nosotros y esperamos estar a la altura de las circunstancias”.

En París 2024 y como 8ª del ranking mundial, la Argentina integrará el Grupo C junto con Japón, los Estados Unidos y Alemania, tres seleccionados muy fuertes, ubicados en el puesto 2°, 6° y 11° del ranking, respectivamente. Habrá tres zonas con cuatro equipos en cada una y a los cuartos de final se clasificarán los dos primeros de cada grupo y los dos mejores terceros. El vóleibol se disputará en el estadio París Sur Arena, que forma parte de la Expo París, uno de los centros de convenciones más activos de Europa. Allí también se desarrollará la competencia de halterofilia, tenis de mesa y handball.

La emoción de Luciano De Cecco en Tokio 2020, cuando el seleccionado argentino ganó la medalla de bronceManu Fernandez – AP

De Cecco debutó en la selección nacional en 2006, con Jon Uriarte como técnico, y compitió en tres Juegos Olímpicos (Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020), sin embargo, nunca participó de la ceremonia inaugural ya que le tocaba competir al día siguiente. El mes pasado, durante la acción de la Argentina en la Nations League, se viralizó una arenga de De Cecco que buscó movilizar las fibras íntimas de sus compañeros durante un partido que estaba cuesta arriba ante Serbia. “Se nos va, eh… Después lo vamos a llorar, vamos a mirar las olimpiadas por la tele, muchachos”, disparó. El equipo mostró coraje y se impuso en el quinto set. “Fue una simple reflexión de alguien que ya vio Juegos Olímpicos por la tele -rememoró, más frío, De Cecco-. Es algo horrible y no quería que este grupo de chicos jóvenes y de mucho talento perdieran una ocasión. La vivencia de cada uno después los llevará a tener sus reflexiones, sus experiencias de vida, pero este grupo se merecía terminar este ciclo olímpico en París y más allá de la arenga o no, demostramos que merecemos estar”.

La sanguínea arenga de De Cecco

Jugador de Lube Civitanova, de la Serie A1 italiana, durante las últimas cuatro temporadas (fue capitán y ganó dos Scudetti y una Copa de Italia; fue despedido con gratitud), el nuevo destino de De Cecco es el equipo Modena Volley. Fue uno de los deportistas de alto rendimiento que, hace poco, se animó a hablar sobre salud mental y a visibilizar un tema tan importante como sensible. Confesó haber sufrido depresión. “Invito a todos a que hablen. He tenido pensamientos suicidas, hasta me compré unas pastillas por si acaso. Llegué a tocar el punto más bajo”, expresó en Clank Media. Consultado por LA NACION, amplió: “Creo que no me toca a mí hablar ahora, sino que habría que generar movimientos, charlas y cosas para que se sume al que le interese. De un tema personal no me gusta hablar con todos, porque si no sé que el otro lo padece, es inútil. Creo que cada uno tiene que salir de su propio encierro y tratar de dejarse ayudar. El que lo hace es por elección propia; el que no… no podemos hacer nada al respecto. Ojalá que el deporte argentino crezca sobre este tema, que cree movimientos importantes para el contorno que significa ser deportista de elite”.

Voces de peso como la de De Cecco son un estímulo para aquellos pares que están encerrados en problemas emocionales de este tipo. “Yo soy consciente de lo que viví y de lo que hice. Después, lo que hace los demás, sinceramente, no lo puedo controlar; me gustaría que fuera diferente, pero ahora le toca a los que están por encima nuestro hacer algo diferente o mejor para que no pase masivamente y al que le pasa pueda encontrar una solución”, añadió el voleibolista.

El vóleibol de la Argentina tiene a dos representantes en el Salón de la Fama Internacional, en Holyoke (Massachusetts): Julio Velasco (2003, pero seleccionado por Italia) y Hugo Conte (2011). De Cecco, tarde o temprano, debería ser otro. “Voy a vivir igual si soy Hall of Fame o no. Ojalá pueda dejar una marca en el vóley argentino para que los que lleguen después de nosotros, que nos vamos a ir en el breve tiempo, puedan tener un camino ya hecho y lo puedan mejorar. Después, lo que venga… bienvenido sea. Pero no hago deporte por eso: lo hago para ser mi mejor versión, ayudar a la selección, ayudar al club que pertenezco a ganar partidos y títulos. Todo lo demás, Hall of Fame o no, abanderado o no, yo hubiese sido feliz igual y me hubiera ido tranquilo de este deporte, porque hice lo mejor que tuve a mi alcance”.

De Cecco debutó en la selección en 2006 y fue compañero de un ídolo del vóleibol nacional como Marcos Milinkovic

Ante la consulta de LA NACION sobre el final de su carrera profesional y el día después del retiro, De Cecco describió: “No pienso en ese día todavía. Va a llegar y no voy a estar preparado, seguramente, pero será otra etapa de mi vida que tendré que vivir y la descubriré mano a mano cuando me vaya a tocar. A las próximas generaciones les transmitiría el amor por el deporte. Al deportista que le diría que se esfuerce, que disfrute, que estudie… porque el deporte a veces salva y que trate de ser la mejor versión de cada uno”.

Pero claro que para el cierre de la película todavía faltan varios capítulos. París 2024 es, ahora, el gran incentivo. Por lo pronto, desde este lunes la selección volvió a entrenarse. “Nos prometimos volver descansados lo más posible y con la mentalidad abierta de tener que mejorar, porque tenemos muchas cosas para perfeccionar -dijo De Cecco-. El nivel que mostramos (en la Nations League) no va a alcanzar para ser protagonistas. Tenemos unos 20 días hasta el primer partido (el 27 de julio, ante EE.UU.), para que cada uno ponga al servicio de la selección lo máximo que tiene y conseguir un buen resultado. Ojalá que podamos pasar el grupo, que es el primer objetivo”.

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