“Yo lo conocí a usted siendo piquetero y de piquetero después llegó a ser funcionario en el gobierno de Alberto”. Así comenzó la charla entre Eduardo Feinmann y el dirigente social Daniel Menéndez, quien se desempeña como subsecretario de economía popular de la Provincia de Buenos Aires.
“Piquetero, bueno, usted lo llama así, soy un dirigente social, trabajamos en los barrios con cooperativas, con comedores, soy parte de Barrios de Pies hace muchísimos años”, lo interrumpió Menéndez.
“Sí, me acuerdo de verlo a usted cortar calles al igual que otros piqueteros”, replicó Feinmann. A lo que el dirigente social contestó: “Nosotros participamos de muchos reclamos y a partir de la etapa del macrismo fuimos construyendo una alternativa que posibilitó construir otro proyecto país que quedó truncado en muchos aspectos, pero que nos convoca desde el Estado a transformar cosas que creíamos que se estaban haciendo mal”.
“Primero estaba de ese lado del mostrador y después con Alberto y Cristina está del otro lado del mostrador”, señaló el periodista de LN +. “Esa es una metáfora muy discutible, la idea del mostrador”, expresó Menéndez.
Y diferenció: “Durante el macrismo, todos los gerentes de las grandes empresas terminaron siendo funcionarios a cargo y eso trajo conflictos de intereses”. En ese sentido ejemplificó: “Pasó con el ministro de Energía, que era directivo de Shell, lo mismo con Braun como secretario de Comercio”.
“En estas megacausas que empiezan a armarse ahora usted no está imputado”, expuso el periodista y preguntó: “¿El resto que son? ¿Unos delincuentes? Los del Polo Obrero, los deCantero, los de la CCC”.
“Tendrá que determinarlo la justicia”, sentenció Menéndez y criticó: “La ministra Patricia Bullrich hizo una campaña muy importante con una línea de denuncia, que en realidad la creamos nosotros desde la gestión pública”. A lo que el periodista acotó: “No importa”.
“No, sí importa porque hubo denuncias”, aseguró. Y destacó: “A nosotros nos interesa la transparencia porque hoy se busca un desprestigio en desarticular la política social”.
“Yo creo que estás equivocado, lo que quiere la sociedad es saber si se robaron la comida y la plata”, sentenció Feinmann. Y señaló: “Se supone que ustedes los dirigentes sociales quieren darle de comer a la gente, no robarle la comida”.
“Usted puede ver cómo viven los dirigentes sociales y yo por lo menos no vi ningún enriquecimiento”, indicó el dirigente social. Y volvió al tema principal diciendo que le parece válido que haya un número en donde se pueda denunciar: “De esas 100 mil denuncias, apenas 9 mil tuvieron canalización. Estamos hablando de la movilización que hizo la ministra para que las personas no se movilizaran”.
“Extorsionaban, les robaban la comida, apretaban a la gente”, señaló el periodista. Y preguntó: “¿No le parece una hijaputez? A lo que el dirigente contestó: “Por supuesto que sí, no se puede validar esa práctica. Hay que condenar a quienes llevan adelante esas acciones”.
Sin embargo y en ese sentido, dijo: “El 0,3% del universo de los planes sociales es lo que se ha denunciado y no es menor porque se canalizó solo ese porcentaje de irregularidades”. Pero el periodista lo interrumpió diciendo: “Mucha gente no quiere denunciar porque les tienen miedo, ustedes son organizaciones militares”.
“A partir de ese 0.3% se extrapola una generalización que no es tal y ahí discutamos, usted tiene una mirada de las organizaciones sociales, yo creo todo lo contrario”, siguió el dirigente con su idea. Y apuntó: “Este canal hace dos, tres años, en plena pandemia, le mandaba la cámara a Patricia Bullrich cada dos por tres cuando ella iba al obelisco a dar vueltas y quemar barbijos. En todos los canales mostraban como la ministra instaba a romper la cuarentena”.
“En ese mismo momento miembros de organizaciones sociales se morían porque abrían el comedor para darle de comer a la gente”, señaló. Y agregó: “Como ese ejemplo tengo miles para contar de la vocación y de lo que mueve a organizarse socialmente”.
“Como puede ser que el 50% de los comedores que auditaron no existen, ¿me explica?”, preguntó Feinmann.
“Yo lo relativizo absolutamente”, aseguró el dirigente. Y explicó: “Porque usted piense, desde noviembre que no se recibe alimento y en marzo habrán ido a auditar, o sea, después de cinco meses de que no haya habido alimento”.
“En cuatro años no le mandaron alimentos a Margarita Barrientos, yo la entrevisté ayer”, acotó el periodista. Y denunció: “Usted que estaba en el ministerio no le mandó alimento”.
“Los comedores comunitarios se realizan en situaciones informales, pueden ser en patios de vecinos y cuando no llega la comida está claro que no dejan de funcionar. Suponte que sea cierto que la mitad por una auditoría no funciona, ¿por qué no asisten al resto?”, se preguntó Menéndez.
Y denunció: “Hace seis meses que la ministra Pettovello está encubriendo en un delito que yo estoy convencido que va a terminar pagando con la cárcel porque hay un fondo internacional del programa de Naciones Unidas para el desarrollo que le gira dinero al Gobierno y que éste tiene para comprar alimentos para los comedores y lo está usando para otros gastos”, sentenció.
En este sentido apuntó: “Yo quiero ver que le va a pasar a la ministra Pettovello porque las consecuencias son hoy, estaría bueno que venga la ministra y explique así como la mitad de los comedores no existe, ¿por qué no le manda al resto de los comedores la comida? y cumple con las normativas”.
“¿Usted no cree que hay un plan sistemático para quedarse con la comida?”, preguntó Feinmann, a lo que el dirigente le contestó: “Pero dejate de joder, qué va a haber un plan sistemático”.
Y sostuvo: “Lo que sí hay es un plan sistemático del Gobierno de desarticular la organización comunitaria porque es un prerrequisito para vender el país, generar un saqueo”.
Luego aseguró que este sistema se aplica en distintas focos de la sociedad como las universidades, la cultura y el arte, debido a la no tolerancia a la disidencia. En esta línea, sostuvo que el problema de fondo no es que se busque justicia, sino la desorganizar a la organización comunitaria porque es un obstáculo para el proyecto económico que se sostiene.
LA NACION