La sequía no es un problema nuevo en India. Hace años que llegan las noticias en torno a sus efectos, sobre todo en el norte del país. Y el impacto sigue, quizás con menos difusión, algo menos espectacular, igualmente desolador. En esta imagen, que lo tiene todo aun en su austeridad, vemos a dos hombres atravesando lo que alguna vez fuera el lecho húmedo de un lago. Donde hubo agua, peces, movimiento y frescura, ahora proliferan las heridas de la tierra. Un sendero crujiente, resquebrajado; apenas salpicado de ese verde que, insistente, es capaz de florecer incluso en el desierto. No sabemos –probablemente las dos personas fotografiadas tampoco– cuánto durará la sequía que evaporó la vida que antes bullía en este lugar. Nadie sabe a ciencia cierta, en un planeta donde prácticamente nada escapa a la incertidumbre, cuáles son los cambios efímeros y cuáles los que llegaron para quedarse.
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