Los descubrimientos arqueológicos están a la orden del día. Con el objetivo de reconstruir la historia de un país o de una zona específica, los grupos de investigadores reciben informaciones a diario y, a partir de ahí, de acuerdo a la veracidad del caso, arman operativos para esclarecer el tema. En España, más específicamente en Palma de Mallorca, el objetivo se basó en la búsqueda de tesoros de barcos que naufragaron hace muchísimos años y los investigadores se toparon con el navío comercial llamado Ses Fontanelles, que zarpó del puerto de Murcia cerca del año 320 d.C con un enorme cargamento de recipientes cerámicos.
Según pudieron reconstruir, las inclemencias climáticas atentaron su recorrido y el mismo naufragó cerca de las playas de Palma de Mallorca. A raíz de ello, los lugareños descubrieron partes de la embarcación que contenían 300 piezas históricas de un gran valor arqueológico.
En una investigación que comenzó en 2019 y aún sigue en curso, los científicos españoles se encargaron de recolectar todas las pruebas y, entre ellas, destacaron una cantidad aproximada de 100 ánforas en perfecto estado -el resto tenía severos daños por el paso del tiempo- que iban a ser comercializadas en Roma. El cargamento también tenía un ingrediente gastronómico llamado garo, el cual se emplea para sazonar salsas y pescados y era muy utilizado en la Antigua Roma.
Al dar más detalles de cómo fue la expedición, los especialistas indicaron que los cuencos encontrados estaban cubiertos por una serie de ramas de la cepa de la vid, las cuales tenían una utilidad muy necesaria para recubrir las vasijas y amortiguar posibles golpes que puedan recibir en medio de la embarcación.
Según la plataforma Springer Link, la cual sirvió cargar datos de la información, este hecho fue caratulado como un “hallazgo único” en el Mediterráneo. “Una primera temporada de excavaciones y estudio del cargamento desencadenó en una aproximación analítica para solucionar algunos de los problemas que plantean las investigaciones arqueológicas, principalmente relacionados con el posible origen del buque”, precisaron los profesionales a cargo del hallazgo.
En cuanto a los detalles técnicos, revelaron: “La estrategia analítica combina el análisis petrográfico para el estudio de la procedencia de las ánforas, el análisis arqueozoológico y de residuos para identificar su contenido, y el análisis de los restos maderables y vegetales para comprender el uso de los recursos vegetales en la construcción naval y en la estiba de la carga”.
Al analizar en profundidad la estructura del navío se explicitó que el mismo estaba compuesto por maderas duras, de gran resistencia, que soportaron el paso del tiempo y aún conservan su forma para estudiarlas.
“Los resultados ayudan a arrojar algo de luz sobre diferentes aspectos de este singular buque hundido en aguas mallorquinas y contribuyen a mostrar el beneficio de aplicar las ciencias arqueológicas en la arqueología marítima”, sentenciaron para darle un cierre a un estudio que se prolongó durante cinco años y solamente resta conocer si dichas piezas formarán parte del patrimonio histórico del país.
LA NACION