7, junio, 2025

Se profundiza la crisis en una importante empresa láctea y peligran 700 empleos

La situación de las alimenticias en general, y de las lácteas en particular, no deja de complicarse en la Argentina y semana tras semana proliferan las novedades que dan cuenta del momento crítico que atraviesan las principales compañías de ese nicho. Al concurso de acreedores que sostiene SanCor, y las dificultades operativas que registran La Lácteo y ARSA, en este último tramo de mayo se sumó Lácteos Verónica, que desde hace 15 días se encuentra con su producción paralizada a partir de medidas sindicales derivadas de la falta del pago completo de los salarios y la retención de aportes sociales. En torno a la compañía se afirma que la continuidad de al menos 700 puestos de trabajo se encuentra en riesgo.

El cese de actividades establecido por parte de los operarios de la empresa redundó en la parálisis de las actividades en las plantas que la firma posee en Totoras, Lehmann y Suardi, todas en Santa Fe.

Este mes, Verónica cubrió apenas el 30% de los salarios de sus 700 empleados. Fuentes cercanas a la firma señalan, también, que la cúpula de la compañía acumula dos años de efectuar retenciones a los montos que corresponden a las obras sociales y los aportes previsionales.

La compañía arrastra una crisis financiera que ahora ya se evidencia en la falta de fondos para cubrir los sueldos. Según revisó iProfesional en la base de deudores del Banco Central (BCRA), Verónica acumula 107 cheques rechazados en lo que va del año, con un monto total del orden de los 344,5 millones de pesos.

En el ámbito de la lechería afirman que la compañía ostenta una deuda financiera del orden de los 9.000 millones de pesos.

Verónica y un producción en derrumbe

La falta de espalda financiera para sostener una producción a gran escala queda a la vista, también, si se toma en cuenta que hace menos de tres años la marca procesaba a razón de 1 millón de litros de leche diarios y en la actualidad apenas si llega a los 200.000.

Desde el ámbito de los empleados de la firma se reconoce que la compañía aún no desactivó puestos de trabajo, pero sí se señala que Verónica transita una crisis que, de no hallarse una salida urgente, redundaría en la quiebra de la láctea.

“No hay despidos, pero la empresa viene pidiendo a los trabajadores que accedamos a un desdoblamiento de sueldos para financiarse. No entendemos cómo pasamos de procesar un millón de litros a no llegar a 200.000“, declaró al respecto Rodolfo Rodríguez, delegado de la planta Classon

“Compañeros con familiares enfermos no están recibiendo el tratamiento que necesitan. Estamos a la deriva, pidiendo ayuda. Hay empleados que no tienen para comer. Si Lácteos Verónica quiebra, serán mil personas desamparadas”, advirtió.

El delegado en cuestión sostuvo que, a esta compleja situación comercial que atraviesa la firma, se suma la competencia con los productos importados, que son un 40% más baratos mientras que los costos de producción para Verónica y las empresas de ese rubro no han dejado de dispararse.

Las dificultades en Verónica no son nuevas. Ya en marzo pasado, Norberto Galimberti, gerente de personal de la compañía, propuso a los trabajadores cubrir los sueldos en cuatro cuotas, una alternativa que llegó tras protestas por atrasos en los pagos desde fines de año.

ARSA y La Lácteo, también en problemas

La crisis en Verónica ocurre a escasos días de que Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA) frenara por completo su producción por el lapso de un mes.

La dueña de marcas por demás de conocidas como Yogs y Shimy se encuentra bajo concurso de acreedores y, en simultáneo a la merma en las ventas que padece todo el sector, el mal momento que sacude a la empresa también guarda relación directa con dos actores con incidencia directa en el destino financiero y comercial de la láctea: el gremio ATILRA y la cerealera Vicentin.

Si bien en la actualidad el gerenciamiento de la compañía corre por cuenta del grupo venezolano Maralac, ligado a La Suipachense, lo cierto es que las dificultades económicas y judiciales que golpean a Vicentin repercuten de lleno en la operatividad de ARSA.

En ese sentido, fuentes cercanas a la láctea explicaron a iProfesional que Vicentin es tanto el principal accionista como acreedor de la misma ARSA.

A la incidencia de ese primer factor hay que agregarle el peso del gremio ATILRA, que desde 2024 a esta parte viene intensificando la presión en un intento por ejercer el control de las labores dentro las plantas de ARSA en Córdoba y Arenaza, en la provincia de Buenos Aires.

Otra firma que situación complicada, y también fuertemente enfrentada con el sindicato, es La Lácteo, con operaciones concentradas también en la provincia de Córdoba. A principios del año pasado, la lechera sufrió un bloqueo por parte de ATILRA que, extendido por un lapso de dos meses, pegó de lleno en la endeble situación financiera de la compañía.

El conflicto redundó en la pérdida de proveedores, una caída en la comercialización por demás de pronunciada, y la merma en los fondos para cubrir los salarios. Al día de hoy, la operatividad de la empresa sigue comprometida y La Lácteo continúa haciendo esfuerzos por recuperar su caudal de producción.

Más Noticias

Relacionadas