La recaudación impositiva confirma el momento recesivo y se registra una merma en el aporte del impuesto PAIS

Pese al contexto recesivo, la recaudación impositiva de abril muestra una leve mejora, que todavía no alcanza como para hablar de un quiebre de tendencia, pero que muestra un freno en el ritmo de deterioro para la caja de la AFIP.

En la comparación interanual -asumiendo que el IPC de abril se ubicará en torno de 8%- la recaudación de abril tuvo una caída real de 12%, una marca mejor que la de marzo, cuando la pérdida real había sido de 14,8%.

Pero el detalle a destacar es que, en la comparación mensual, abril mejoró un 12% respecto del mes previo. Todo un logro, si se tiene en cuenta que en marzo la entrada de ingresos fiscales había sido un 5,6% menor que la de febrero, que a su vez había sido un 16,7% menor a la de enero.

Se trata de un dato hipersensible porque de la evolución de la recaudación tributaria dependerá la continuidad del objetivo al que Toto Caputo asigna mayor importancia en su plan: el superávit fiscal.

Las dificultades para sostener el ingreso de impuestos -sobre todo el de los más vinculados al mercado interno- se acrecentaron las dudas sobre cuánto tiempo se podrían mantener las cuentas fiscales en positivo. Sobre todo, si se considera que el “efecto licuadora” ya no podrá sostenerse con la misma intensidad -el cambio de fórmula indexatoria para las jubilaciones es una prueba de ello-.

La medida de la crisis

Nuevamente, los impuestos directamente vinculados a la actividad comercial fueron los que dieron la pauta de qué tan grave es la recesión. El IVA que recauda la DGI -que no incluye a los ingresos aduaneros- tuvo otro desplome en términos interanuales, con una caída real de 10.7%. Aunque, respecto de marzo, el ingreso nominal subió un 17,8%, lo cual podría estar dando una señal de reactivación.

Según la AFIP, este mes incidió favorablemente el vencimiento especial y pago de las obligaciones de contribuyentes autónomos, cuyos pagos habían sido prorrogados para este mes, en el marco del alivio fiscal aprobado el año pasado.

El IVA volvió a mostrar una caída interanual, a tono con el clima recesivo de la economía

El IVA volvió a mostrar una caída interanual, a tono con el clima recesivo de la economía

También jugó a favor la acreditación en IVA de montos correspondientes a reintegros a sectores vulnerados por compras realizadas en comercios minoristas y mayoristas, cuya restitución al IVA está a cargo del Tesoro.

En los últimos días se publicaron datos sobre caídas en el consumo -como el de la consultora Scentia, que registró una disminución de 7,3% en los volúmenes vendidos por los supermercados-. Esto lleva a que rubros de la recaudación como el IVA comercial esté en el centro de los análisis de los economistas.

Mientras tanto, otro impuesto ligado a la actividad comercial, el de débitos y créditos -mejor conocido como “impuesto al Cheque”- también registró una caída: 15% en términos anuales. Aunque, por una cuestión estacional, mejoró respecto de meses anteriores. De esta forma, su importancia respecto de la recaudación total se mantiene en un 7%.

Y la peor noticia estuvo vinculada no a la AFIP sino a la Anses, porque los impuestos de la seguridad social -es decir, los aportes jubilatorios y patronales- volvieron a caer con fuerza: un 18% real en términos interanuales. Implica una desmejora desde marzo, cuando la recaudación se había mantenido en línea con la inflación. Claro que en ese momento había influido el hecho de que marzo entraron pagos que habían sido prorrogados el año pasado, en el marco de las medidas de alivio fiscal aplicadas en el cierre de la campaña electoral.

En abril, en cambio, la caída de la recaudación de la Anses dejó en evidencia la pérdida de puestos de trabajo.

¿Se pincha el impuesto PAIS?

Una sorpresa del mes fue el hecho de que el impuesto PAIS, cuya participación en la “torta” recaudatoria venía creciendo hasta llegar a un 9%. El crecimiento acelerado se explicaba por el hecho de que un tributo que originalmente solamente se aplicaba a la compra de divisas, ahora se aplica a las importaciones. En diciembre, Caputo incrementó la alícuota, que estaba en 7,5%, y la llevó al 17,5%.

Sin embargo, en abril el impuesto PAIS representó solo un 5,9% de la recaudación total. Los analistas atribuyen esta situación a la merma en las cantidades colocadas del bono Bopreal, que limitaron el volumen recaudado por este impuesto.

Para quienes están preocupados por la dilación del gobierno en el desarme del cepo cambiario, no deja de ser una noticia esperanzadora: el propio Javier Milei dijo que el impuesto sólo tiene sentido en una lógica de controles cambiarios y que está llamado a desaparecer. Pero la preocupación del mercado es que, en la medida en que crezca la dependencia de este impuesto, más lejano estará el final del cepo.

Las retenciones a la exportación siguen mostrando un peso inferior al de años anteriores

La exportación agrícola demora en arrancar y las retenciones a la exportación siguen mostrando un peso inferior al de años anteriores

El otro impuesto ligado al comercio exterior, las retenciones a las exportaciones, mostró un gran crecimiento interanual, del orden del 63%. Pero, de todas formas, fue un ingreso menor al que se podía esperar. En realidad, esa mejora interanual se daba por descontada, dado que la comparación se hace contra un año signado por la sequía.

Pero lo cierto es que, para esta altura del año, se esperaba un mayor volumen de exportación del sector agrícola. Sin embargo, las complicaciones logísticas generadas por las lluvias, sumadas a la conducta especulativa de los productores, que pugnan por una mejora en los precios, llevó a que la exportación fuera lenta.

En términos de “share” dentro de la recaudación, las retenciones significan ahora un 3,7% de la recaudación, un porcentaje pequeño si se tiene en cuenta que en 2022, un año récord para campo y con altos precios internacionales, esa cifra había llegado al 7,2%.

Esperando la vuelta de Ganancias

En cambio, no resultó en absoluto sorpresivo el pobre desempeño del impuesto a las Ganancias, que sigue obviamente afectado por la reforma del año pasado, por la cual prácticamente se eliminó el aporte de la cuarta categoría.

Este impuesto representa ahora un 14% de la recaudación, cuando llegó a representar más de un 20%.

Estos números explican por qué el gobierno -tanto a nivel central como en las provincias- extrañaban su aporte. Además, se trata de un impuesto con un comportamiento muy particular: por más que la economía esté en un proceso recesivo, siempre aumenta la recaudación, porque grava los ingresos nominales, que en un contexto inflacionario suben aceleradamente.

La media sanción que recibió el paquete fiscal en el Congreso podría implicar que en los próximos meses Ganancias -ahora rebautizada impuesto a los ingresos- recupere su peso en la recaudación, dado que buena parte de los 800.000 asalariados que habían sido exonerados volverán a tributar.

La expectativa del gobierno es que, con la restitución de la cuarta categoría, el aporte de Ganancias mejorará en casi medio punto del PBI. Un monto lo suficientemente alto como para explicar las polémicas políticas sobre su regreso.

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