Tal como lo demostró el último informe del INDEC, el consumo privado, en términos absolutos, está en niveles récords. En junio creció 12,1% interanual, completando así nueve meses de subas consecutivas, según el nuevo Índice de Consumo Privado (ICP-UP) de la Universidad de Palermo. De esta manera, el indicador acumuló en el primer semestre un aumento del 14,9% interanual, registrando así su nivel más alto desde 2017.
Esta información se condice con el último dato de INDEC que mostró que el consumo privado en términos absolutos durante el primer trimestre estaba en valores récords. Sin embargo, estas cifras no están acompañadas ni de una mejora en empleo ni en los salarios -que pese a que en mayo repuntaron continúan con una pérdida de poder adquisitivo pronunciada. En esa línea, los analistas destacan que la apreciación cambiaria, así como el boom de importaciones y los viajes al exterior serían factores determinantes para esta nueva dinámica del consumo.
Así y todo, en el análisis desagregado se observa un consumo cada vez más fragmentado, donde la expansión se concentra en rubros de mayor elasticidad, asociados principalmente a las clases medias y altas, mientras los bienes básicos esenciales muestran señales de estancamiento o caída.
Consumo privado creció gracias a los bienes durables y el acceso al crédito
El informe destaca que la suba estuvo motorizada por los bienes durables, como autos y motos, que registraron tasas de recuperación muy elevadas en el semestre. A su vez, el financiamiento también aparece como uno de los principales drivers: los préstamos personales crecieron 202,1% interanual y las compras con tarjeta de crédito aumentaron 72,1% en el año.
En bienes semidurables, se destaca juguetería, con un crecimiento acumulado del 54,3%, y el consumo de indumentaria y calzado, que mantiene subas sostenidas desde fines de 2024.
Por el lado de los servicios, restaurantes creció 3,5% interanual en mayo, por tercer mes, aunque aún en el acumulado muestra una variación negativa (-1,6%); y el turismo interno mostró mejoras tanto en cantidad de viajeros como pernoctes.
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Fuente: ICP-UP.
La contracara de los consumos de las clases más altas, es la heterogeneidad y debilidad del consumo masivo, especialmente de alimentos básicos. Los últimos datos de mayo revelan caídas interanuales en carne vacuna y aviar, productos centrales de la canasta básica, lo que refleja el impacto de la pérdida de poder adquisitivo sobre los sectores de menores ingresos. A su vez, las compras en los supermercados marcaron una baja mensual del 1,2%. Aunque, a la par que cae la venta presencial, también crece el e-commerce (+14,6% en junio), como muestra el dato de la consultora Scentia.
Este punto es clave al vincularlo con la evolución reciente de los salarios reales y la pobreza. Según el último dato oficial, los ingresos continúan rezagados frente a la inflación acumulada (-5,5% real abajo de noviembre 2023), mientras que la pobreza se mantiene cercana al 40%. Así, la recuperación del consumo privado muestra un perfil regresivo y desigual, donde los hogares de menores ingresos destinan cada vez más proporción de su gasto a alimentos y servicios básicos, sin poder acceder a bienes durables o recreativos.
Consumo en alza por la apreciación cambiaria e importaciones
El economista Martín Carro explicó a Ámbito que gran parte del consumo en el último año tuvo que ver con la “fuerte apreciación cambiaria“, que abarata los bienes importados y durables -estos últimos relacionados también con el ahorro- que son los más consumidos y los que ayudaron, junto con los créditos, a que el índice se mantenga arriba.
“El consumo privado no necesariamente está relacionado con el nivel de salarios, que lejos está de sus niveles récord. Primero, porque no solo son los asalariados los que consumen, pero más importante que eso tiene que ver con que es el consumo agregado y no necesariamente de productos básicos. Un auto que cuesta $20 millones, vale mucho más que el consumo de un sachet de leche, se pueden estar consumiendo menos sachet de leche, pero dos autos más y el consumo va a crecer porque está ponderado justamente por su precio y por la relación de precio, es decir, pesa mucho más los bienes caros en el consumo total que los bienes baratos”, precisó Carro.
En esa línea, Daniel Schteingart, de Fundar, añadió que incidió positivamente en el dato el “récord de turismo al exterior” gracias al dólar barato, que es otro consumo de las clases medias altas. Y complementó que el aumento de ventas de bienes durables se debió a que estos productos subieron muy por debajo de la inflación y por el retorno del crédito en cuotas tras la desaceleración inflacionaria.
Al continuar con la explicación, el economista destacó que si bien los niveles de consumo son similares, así como el producto (el nivel de actividad del PBI del primer trimestre de 2025 también es muy parecido al mismo período de 2018), existe un “estancamiento”: “Desde 2018 venimos con un tipo de cambio real parecido, que hace que el consumo de importados sea parecido, pero hay un 8% más de de población, por lo tanto el consumo per cápita y el producto es bastante menor”.
Más consumo, más crédito: ¿una recuperación sólida?
El crecimiento sostenido del consumo privado es una buena noticia en términos macroeconómicos, pero su composición despierta interrogantes sobre la sostenibilidad y la distribución de ese rebote.
El repunte del consumo en autos, motos, indumentaria y recreación beneficia principalmente a sectores con mayor capacidad de compra, mientras persisten restricciones en los hogares de menor poder adquisitivo en la cotidiana.