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El ministro de Seguridad bonaerense intentó justificar que la Policía no interviniera en los graves incidentes en Avellaneda, pero sus declaraciones dejaron más dudas que certezas
La violencia que estalló en el Libertadores de América entre Independiente y Universidad de Chile dejó al descubierto una preocupante falla en los dispositivos de seguridad. En el centro de la polémica quedó Javier Alonso, ministro de Seguridad bonaerense, quien defendió la decisión de que la Policía no actuara en el momento más álgido del enfrentamiento.
Alonso se desentendió de la cuestión
Lejos de asumir responsabilidades, Alonso, en una entrevista para Argenzuela, sostuvo que la Bonaerense no ingresó al estadio “para evitar causar más daño“, y agregó que la fuerza “actúa evaluando el uso racional de la fuerza, que significa minimizar los daños“. Sin embargo, los hechos mostraron otra realidad: durante varios minutos las peleas se desarrollaron sin ningún tipo de intervención policial, lo que permitió que la violencia escalara a niveles alarmantes.
El ministro incluso justificó el no ingreso a la tribuna visitante con el argumento de que “hubiese sido un desastre muchísimo mayor“. La explicación generó indignación en distintos sectores, ya que mientras la Policía permanecía al margen, “la barra de Independiente destruyó todo un lateral del estadio“, como reconoció el propio funcionario.
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La reacción desde Nación no tardó en llegar. El Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Patricia Bullrich, denunció que la Bonaerense y Aprevide condujeron un operativo con “fallas graves” por el ingreso violento de la barra visitante, proyectiles arrojados desde las tribunas, deficiencias en las requisas y la desoída recomendación de Conmebol de instalar redes de contención.
Frente a estas acusaciones, Alonso eligió la confrontación política antes que la autocrítica. Acusó a Bullrich de hacer campaña y afirmó: “La ministra y CANDIDATA miente“. En paralelo, intentó deslindarse de la responsabilidad provincial y apuntó contra la CONMEBOL y el propio club: “La seguridad dentro del estadio depende solamente del organizador del partido, en este caso el Club Independiente y la CONMEBOL“.
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La estrategia del ministro fue clara: correr el eje hacia los organismos internacionales y la seguridad privada, sin dar explicaciones contundentes sobre la pasividad policial en el momento más delicado de la jornada. Un accionar que dejó a miles de hinchas expuestos, entre ellos familias con niños, y que hoy lo pone en el centro de las críticas.
Lejos de cerrar la polémica, Alonso avivó el fuego con declaraciones que exhibieron más improvisación que control. Lo que quedó en evidencia es que, en un partido de alto riesgo y con alertas previas, el operativo de seguridad falló y el propio ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires no supo (o no quiso) reconocerlo.
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