El Xeneize tuvo otro rendimiento desparejo que lo alejó de la punta del campeonato. El Millonario, por su parte, sostuvo los vaivenes del equipo en materia de funcionamiento y actitud fuera del Monumental.
La ausencia del medio campo “olímpico” no sirve como excusa. Diego Martínez no logra juntar dos versiones parecidas de un Boca que no arranca. Y la situación no es más grave solo porque el mismo entrenador hizo un gran trabajo de ingeniería en el repechaje de la Copa Sudamericana, cuando la dirigencia xeneize envió un mail tarde. Es la síntesis: una sí y una no, y la Bombonera habló.
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El “Movete, Boca, movete” puso las cosas en su lugar. Ante Barracas Central (27° en la tabla), el local terminó el partido corriendo detrás de la pelota. Y no lo perdió de milagro. Es cierto que pudo ganarlo por Miguel Merentiel, el único que no sabe de altibajos, pero no hubiese sido por funcionamiento; más bien por manotazos. Hablando de manos, el VAR adicto al poder central se distrajo en el tiempo agregado…
¿Las vueltas de Kevin Zenón y Cristian Medina solucionarán algo? ¿La salida de Equi Fernández será determinante? Nadie lo sabe. Pero los dos primeros serán “refuerzos” clave, muy necesarios para un DT que había logrado ensamblarlos cuando Boca tenía vuelo, antes de que perdiera contra Estudiantes de La Plata por la Copa de la Liga.
Los refuerzos todavía se están adaptando. Y ninguno se parece a esa clase de jugador que se pone la camiseta y lleva al resto a una versión mejor. El único que contagia es Merentiel, merecidamente ovacionado.
Milton Giménez pagó la oportunidad con gol, aunque después desperdició una opción neta de frente al arco. Tomás Belmonte sintió el rigor de un estadio impaciente. Agustín Martegani pasó bien la pelota y ocupó bien los espacios. Braian Aguirre no funcionó en tándem con Lautaro Blanco. Gary Medel falló una vez y pudo haberse ido expulsado. Una bien, una mal, todos; una foto exacta del problema macro.
El próximo choque, contra Independiente Rivadavia en Mendoza, será determinante. Martínez tendrá a todos sus futbolistas disponibles; incluso a Ignacio Miramón, el último que incorporó. Será además la antesala del clásico frente a San Lorenzo, y de la serie con Cruzeiro. Agosto será el mes del relanzamiento o el del colapso. Así asoma lo que viene para el entrenador xeneize, que ya ha demostrado capacidad para darle estilo a un Boca que sufre por sus altibajos.
River, con Marcelo Gallardo como faro
River, por su parte, se abraza al pasado glorioso para olvidar al presente pesado. El anuncio de la vuelta de Marcelo Gallardo tapó la salida de Martín Demichelis y también los vaivenes del equipo en materia de funcionamiento y actitud fuera del Monumental.
Gallardo tendrá un plantel robusto y refuerzos top para construir una formación contrarreloj. La serie de Copa Libertadores frente a Talleres es un campeonato en sí. Hoy, por jerarquía y recambio, aún cuando dio ventajas de todo tipo, River sigue siendo a nivel local e internacional un serio candidato. En Santa Fe pudo sumar de a tres, pero no estuvo fino para definirlo. Ahora le toca al Muñeco. Los hinchas, ilusionados.